Creciente evidencia parece inclinar la balanza en favor del entrenamiento al aire libre: y no por motivos económicos, sino físicos. ¿A ti te gusta realizar ejercicio al aire libre?
Un artículo del New York Times recopila una serie de estudios que indican que el ejercitar en parques o espacios abiertos tiene beneficios concretos en la eficacia del ejercicio que se está realizando.
Cuando se corre al aire libre, los pasos son diferentes: se flexionan más los tobillos, hay más posibilidades de correr en pendiente (lo cual genera un movimiento que no es fácilmente replicado en una banda), y se gasta más energía al resistir factores como el viento y las irregularidades del terreno.
Al andar en bicicleta, el presentar resistencia al viento también consume mucha más energía que andar en una bicicleta fija: es decir, si el objetivo es quemar la mayor cantidad de calorías posible, el parque le gana al gimnasio.
Más allá del rendimiento, estudios indican que las personas que realizan actividad física al aire libre disfrutan más de la misma y presentan mayores niveles de vitalidad, entusiasmo, placer y autoestima, y menores de tensión, depresión y fatiga. También, que las personas mayores que ejercitan al aire libre lo hacen más seguido y por más tiempo que quienes lo hacen puertas adentro.
Si bien todavía no se ha determinado específicamente qué es lo que hace que el ejercicio al aire libre tenga estos resultados, se estima que puede estar relacionado a la exposición directa de rayos solares y al cambio de rutina que se genera realizando ejercicio en entornos públicos o naturales. Recordemos que otros estudios indican que cinco minutos de ejercicio al aire libre por día pueden mejorar la salud mental.
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